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UROLA LAZTI, CAMPEÓN DE LIGA

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Los amarillos se proclamaron ayer campeones de liga tras conseguir el empate que necesitaban en la complicada cancha de Ormaiztegui

Ayer era el día esperado y deseado por todos los integrantes del equipo y del club para conseguir ya, de forma matemática, el tan duro y deseado título de liga. Un punto en las dos últimas jornadas de liga bastaba para conseguir el objetivo, y el primer “match point” se disputaba en la cancha de Zubipe, en Ormaiztegui, una de las canchas más duras de la categoría en la que las victorias suponen una doble satisfacción para los nuestros.

Como en jornadas anteriores, las adversidades horarias no bastaron para disuadir a los aficionados que querían ver y animar a los amarillos, y las gradas de Zubipe presentaron un inmejorable aspecto, lo cual, sin duda, influyó notablemente en nuestros chicos y contribuyó a salvar los obstáculos que se presentaron durante el encuentro, que no fueron pocos.

Puede que por la tensión acumulada antes del encuentro, o tal vez por los nervios propios de un acontecimiento de estas características, pero lo cierto es que a los entrenados por Iñigo Cantero les costó mucho entrar en el partido y estuvieron durante toda la primera mitad a merced del juego de un Ormaiztegui mucho más concentrado y entonado.

Las excesivas facilidades que dieron los amarillos en defensa durante esta primera mitad hacían que fuese sumamente complicado llevar la iniciativa en el marcador, ya que cada ataque local finalizaba en gol, lo que obligaba a los nuestros a atacar para reducir diferencias. De hecho, cuando sólo se habían disputado nueve minutos de partido el entrenador amarillo se vio obligado a solicitar un tiempo muerto, ya que el marcador mostraba un preocupante 8-4 favorable a los locales. Desde ese momento, el juego del Urola Lazti no mejoró demasiado, aunque, al menos, se consiguió que las diferencias no continuasen aumentando y, en un último empujón, se consiguió dejar ésta en sólo dos goles (15-13), suficiente para llegar al descanso sin excesiva preocupación.

Tras la charla de rigor, nuestros guerreros saltaron a la cancha con la convicción de que podían hacerse con la victoria y, aunque el comienzo de la segunda mitad fue bastante dubitativo, en pocos minutos, gracias al gran juego desplegado por un imparable Alain Beltza, ya habían igualado el tanteador y, poco después, consiguieron ponerse por delante.

Tras hacerse con la iniciativa en el marcador, el juego amarillo fue más fluído y menos nervioso, lo que propició que la diferencia incluso aumentase hasta los tres tantos, siempre del lado visitante. Sin embargo, habiendo tenido varias superioridades numéricas en el campo, el Urola no logró matar el partido cuando debía, lo que al final acarrearía más sufrimiento del esperado.

Y es que los locales tampoco se rindieron, por lo que los últimos minutos auguraban mucha tensión. El 27-30 que reflejaba el electrónico parecía ya definitivo a falta de dos minutos, pero la precipitación de los nuestros fruto del nerviosismo facilitó a los locales lograr la igualada a falta de catorce segundos para el final. Entonces, un tiempo muerto muy bien solicitado por Iñigo Cantero, ayudo a calmar la tensión y consiguió que los amarillos terminasen el encuentro sin perder ese balón de oro, ese balón que valía una liga. Finalmente, el marcador no se movió y el empate final (30-30) fue suficiente para que todos los integrantes de la plantilla y cuerpo técnico se fundieran en un abrazo en el centro de la cancha, con la satisfacción del objetivo logrado.

Lo que se sintió tras la bocina del final sólo lo saben quiénes allí estaban, pero seguro que fueron sensaciones inigualables, fruto todas ellas de la culminación de una gran segunda vuelta en la que los nuestros sólo contaban victorias, siendo el punto de ayer el primero que ceden desde que se pasó el ecuador de la competición.

Tras el final del encuentro, los jugadores amarillos acudieron a agradecer, merecidamente, la presencia y apoyo de los aficionados desplazados a la cancha enemiga, que hicieron que la sensación de los nuestros fuese como la de estar jugando en casa. Gracias a todos aquellos que acudieron, animaron, gritaron, protestaron, hicieron ruido y, por supuesto, también celebraron la victoria como suya, porque realmente, una parte de ésta les pertenece. Pero no hay que olvidarse de todos aquellos que, aunque no acudieron ayer por diversos motivos, siempre han estado apoyando al equipo durante la temporada, en los buenos y malos momentos.

En definitiva, que este título es de todos los que lo han hecho posible, desde patrocinadores y colaboradores, hasta el último jugador llegado al club en categorías inferiores, porque son todos ellos los que hacen posible la existencia y el sentimiento del club como tal.

Tras el encuentro de ayer, los integrantes de la plantilla lo celebraron con una merecida comida y su posterior celebración “post-comida”, en la que no faltaron multitud de cánticos en honor a lo conseguido, como el ya típico “chop, chop, chop”.